11/11/13

chau sydney, hasta pronto .

Viajamos de Strahan a Hobart, con el clima cambiando todo el tiempo. Pasamos de los 26° a los 3° en cuestión de escasos kilómetros.

Llegamos con tiempo de sobra para devolver nuestro auto, NUESTRO micri, que nos acompañó en toda la aventura tasmana. Y esperamos en el aeropuerto por la salida de nuestro vuelo que se atrasó unos minutos. Inmediatamente lo anunciaron, nos subimos al avión, y fue otra tortura de vuelo. Apenas despegó, sentí un dolor horrible en el estómago. Y así fue pasando el viaje, de casi dos horas, ansiosa por llegar, sintiendome muy mal. Y el dolor me duró hasta llegar hasta el hostel de Sydney. 

El avión tenía que llegar a las 21.30 hs.. Cuando ya estábamos cercanos a esa hora, el piloto anunció que iba a aterrizar a eso de las 22.30 hs. cuando el viento fuerte que azotaba a la ciudad de Sydney, cediese.

Ya estábamos en problemas. La recepción de nuestro hostel sólo estaba abierta hasta las 23 hs., y no íbamos a llegar.

Por suerte y de un momento a otro, el piloto anunció el inminente aterrizaje! Siendo las 22.15 hs. ya estábamos abajo. Mientras yo iba por las valijas, Diego fue a la información turística para chequear si había alguien que nos pudiera ayudar a ponernos en contacto con nuestro hostel y poder hacerles saber de nuestra situación.

No sólo se comunicaron con el hostel, sino que también le explicaron como llegar con exactitud mostrándole el recorrido a través de google maps. En el hostel le dijeron que no tenían problemas en recibirnos más tarde, sólo que teníamos que pagar un plus de 20 dólares.

El de información chequeó la hora, y dijo que probablemente, y apurándonos mucho, llegábamos a tiempo al tren y que el viaje no iba a durar mucho más de 10 minutos! Tal vez llegábamos...

Corrimos! Sacamos tickets por las máquinas con nuestra tarjeta de crédito, bajamos al andén y esperamos por el tren a Central Station. Y llegamos a la puerta del hostel a las 23.05 hs. Como nos imaginamos, la recepción estaba cerrada, lo que nos generó mucho mal humor. Diego se acerco al primer seven eleven que había en la cuadra. Consultó por un teléfono para poder llamar al teléfono que había en nuestra reserva. Tuvimos suerte de que había uno mismo en la puerta. Llamó y la recepcionista en pijamas, bajó a abrirnos la puerta. Ya habíamos arrancado mal, lo que siguió sólo hizo empeorar las cosas. Sólo podíamos pagar en efectivo porque no les funcionaba el aparato de la tarjeta de crédito, no fuincionaba tampoco la internet, la habitación privada y super mona que habíamos elegido por internet olía a polvo, y había una cucaracha!! Todo mal!! Y lo que no era, podía llegar a ser! jajaja

Logramos dormir, o algo así. Nos levantamos temprano, nos bañamos, dejamos nuestras valijas en el hall del hostel, y nos fuimos a mirar por última vez Sydney! Desayunamos en Pie Face. un lugar del que ya nos habíamos hecho fanáticos por sus cafés con leche, muffins de blackberrys y croissants con jamón y queso!

Últimos paseos: George Street, la Ópera, Harbour Bridge, Circular Quay, el Jardín Botánico, The Rocks...

Chau Sydney, será hasta la próxima...




















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